En la entrega anterior:
Nétzaj también puede significar “conducir” u “orquestar” (como la palabra con la que empiezan muchos de los salmos de David, lamnatzéaj). De aquí que su conciencia es pragmática por naturaleza, como está reflejado en su correspondencia con la pierna derecha, la cual es el primer miembro del cuerpo supremo que “toca el suelo”.
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Yesod es la novena de las diez sefirot, y el sexto de los atributos emotivos dentro de la Creación.
Aparece en la configuración de las sefirot en el eje central, directamente debajo de tiféret, y corresponde en el tzélem Elokim al órgano reproductivo (en el hombre; y el útero en la mujer).
Yesod es asociado en el alma con el poder de contactarse, conectarse y comunicarse con la realidad exterior (representada por la sefiráh de maljut). El fundamento (yesod) de un edificio es su inserción en el suelo, su unión con la tierra, (maljut).
Correspondiendo con el órgano reproductivo en el hombre, yesod es el fundamento de las generaciones por venir. El poder de procrear, es la manifestación del infinto dentro del contexto finito de la criatura llamada ser humano. Cada hombre individual, es «pequeño» respecto de todas las generaciones que vendrán (de él). El yesod es conocido como el «pequeño órgano» del hombre, lo «pequeño que aferra lo grande [infinito]«. El yesod es el «pequeño» y «estrecho» puente entre el infinito potencial de procreación que fluye dentro de el, y su actual manifestación en la progenie humana.
Por esta razón, la sefiráh de yesod es identificada en la Toráh con el tzadik (el justo), como está dicho: «y el tzadik es el fundamento del mundo». En particular, esto se refiere al único, perfecto tzadik de la generación.
En el propio cuerpo del tzadik, finito y limitado en tiempo y espacio, se vuelven manifiestos la luz infinita y la fuerza vital creadora de Di-s. El tzadik procrea tanto en el plano espiritual, como también en el físico. Él experimenta procreación en el ojo interior de su conciencia, en el continuo flujo de nuevas ideas e innovaciones verdaderas en la Toráh. Él procrea despertando las almas de su generación, para que retornen a Di-s y la Toráh. Y eso es lo que dijo el rebe Shneur Zalman de Liadi, con respecto a la primera mitzváh de la Toráh –fructificad y multiplicaos–, el fundamento de la Toráh:
«Un judío debe hacer otro judío».