La Gracia Colectiva | Kabbalah y Educación

Shalóm a Tod@s,

La Kabbaláh nos enseña las bases de la armonía entre los diferentes atributos de nuestros corazones. cada atributo debe reflejarse en los otros atributos. Este concepto se conoce en la kabalah como התכללות Hitkalelut. es la Interinclusión. 

En la siguiente enseñanza, nuestro rabino crea enlace entre los atributos del alma, los doce tribus y la sensibilidad emocional que cada uno de nosotros puede alcanzar, y lleva a la practica lo que se presenta en el siguiente articulo.

Les deseamos buena semana

El equipo de OrEinSof. 

La Gracia Colectiva

La cabalá enseña que cada una de las tribus de Israel representa una sensibilidad particular del alma: Iehuda se asocia al habla, Issajar al pensamiento, Zebulún al movimiento, Reubén a la vista, Simón a la audición, Gad al trabajo, Efraim a la sexualidad, Menashe al olfato, Benjamín al dormir y los sueños, Dan a la ira justiciera, Asher al comer y Naftalí a la risa. Por supuesto, cada idea codifica una riqueza de información que debe ser elavorada en profundidad para ser apreciada. Es también importante recordar el principio de interinclusión, según el cual todos los sentidos tienen dentro de si una traza de los otros. No son mutuamente excluyentes, sino que más bien están conectados esencialmente y entramados con los otros, formando un sólo conjunto unificado.

las doce piedras de

las doce piedras del pectoral del sumo sacerdote. Arruba aparece el nombre hebreo, mientras que debajo esta lel termino acceptado mundailmente

Durante el tiempo en que estaba el Templo en pie, el Sumo Sacerdote vestía una pechera, el Joshen Mishpat, que contenía doce piedras preciosas diferentes representando a cada una de las doce tribus de Israel y poseía el poder de oráculo. Era uno de los dos métodos para resolver cuestiones de importancia para la comunidad, donde no es aceptable el error humano. La mayoría de tales decisiones eran hechas por el Sanhedrín, un consejo compuesto de setenta y uno de los sabios más grandes de la generación. Cada sabio se distinguía por haber alcanzado tal grado superior de conocimiento de la Torá, que incluso sus respuestas instintivas a las preguntas y las experiencias de la vida eran consistentes con las verdades de la Torá.

Aun así, los prejuicios personales eran minimizados más todavía con el requerimiento de que se reglamente según el voto de la mayoría. Pero para ciertos interrogantes tales como ir a la guerra o no, se buscaba el consejo Divino por medio este pectoral. Sobre las piedras estaban grabados los nombres de las tribus y de los patriarcas y en respuesta a las preguntas del Sumo Sacerdote ciertas letras resplandecían. El Sumo Sacerdote estaba imbuido en esos momentos de inspiración Divina, lo que significa que se le daba acceso a esferas de información que estaban más allá de lo que puede ser deducido por el simple razonamiento humano. Podía determinar el mensaje recombinando las letras iluminadas para formar una oración que se constituía en la última palabra sobre la materia.

Esto establece una importante metáfora. De la misma manera que cada individuo debe identificar previamente su talento individual, antes de ser capaz de expresar la belleza innata del alma, así debe actuar colectivamente la comunidad de Israel. La composición del pectoral del Sumo Sacerdote muestra que sólo cuando cada tribu cumple su rol y realiza su contribución particular y necesaria a la nación en conjunto, el alma colectiva de Israel puede alcanzar la perfección y la consumación. Y sólo entonces la voluntad objetiva de Dios para la creación, representada por las letras brillantes del pectoral, se pondrá de manifiesto como un estado de gracia, paz y armonía dentro del pueblo de Israel y entre las naciones.

Dicho de otra manera, el Sumo Sacerdote procuraba el consejo divino por medio del pectoral cuando era necesario para el pueblo judío conocer el deseo de Dios en relación a un asunto específico del momento. El oráculo tenía doce piedras, organizadas en un cuadrado de tres por cuatro, representando a cada una de las tribu y como tal simbolizaba la unificación y armonía perfectas de los doce arquetipos o clases de personalidades del pueblo judío. Cuando cada uno lograba su máximo potencial, individualmente y en relación a los demás, entonces la armoniosa perfección, que era la revelación de la voluntad de Dios, se revelaba como profecía en el pectoral.

Nos vemos en la proxima clase

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Cuatro veces setenta | Tercera parte

B»H

Queridos lectores, bienvenidos de nuevo a setenta caras al mundo seguimos el trayecto hacia el vinculo entre Israel y las naciones del mundo. ¿Como podemos comprender este vinculo? como lo podemos descifrar a partir de los textos sagrados de la Toráh?

En entrada anterior, hemos mencionado lo siguiente:

“Una pista que nos da la solución se proporciona de forma de un numero. En la Toráh existen números tan cargados de significados, cuya contemplación, o meditación, puede descifrar misterios enteros. Así es en el caso que tenemos por delante. El numero que esta en la cuestión es el número 70.  los distintos componentes que se identifican con este numero en la Toráh, se conectan entre si, y su permutación revela la respuesta.  ¿Como podemos conectar entre la Toráh y todos los mundos que parecen tan alejados de ésta?”

Si queréis volver a l revisar las entradas anteriores, entren por los siguientes vínculos:

Setenta caras al mundo | La fiesta de Shavuót

Cuatro veces Setenta | segunda parte

Cuatro veces setenta 3ª parte

Setenta ancianos

La siguiente mención importante de «setenta» en la Toráh son los setenta ancianos del pueblo de Israel» , elegidos por Moshéh , para que comparten con la carga del liderazgo.  Durante el viaje en el desierto, Moshéh se ceja ante Hashém, que ya no puede aguantar mas la carga del pueblo él solo. como respuesta, Di-s le ordena juntar setenta hombres para que le ayuden, y les delega del espíritu de Mosheh. los setenta ancianos, o zkením, se convierten en los jueces del pueblo, y como se describe al inicio de «Pirkéi avót», a continuación, ellos reciben la Toráh de Yehoshua ben nún, y le entregan a los profetas.

El Gran Sanhedrín, reunido el א'-כ'ט  באדר  (9/2-9/3 del año 1807)

El Gran Sanhedrín, reunido el   א’-כ’ט באדר התסק»ז
(9/2-9/3 del año 1807)

ה’תקס»ז

De hecho, los setenta hombres son el primer «Sahenedrín» de  Israel. todas los «Sahenadrín» que se han juntado mas adelante, que siempre incluyeron setenta jueces, seguian de hecho el modelo de los setenta sabios originales del desierto.  Moshéh mismo es el prototipo del «Mufla shebebéit din» («el maravilloso en la casa de justicia»), la cabeza del Beit din, que forma el miembro 71 del grupo de los sabios.  el hecho que su espíritu se delegaba a los sabios, tiene paralelismo con las setenta naciones y los setenta descendientes de Iaakóv, que mencionabamos anteriormente. Estas también provinieron de una sola origen: Noeh en el primer caso, y Iaakóv en el segundo.

setenta caras a la Toráh

La ultima aparición que vamos a analizar del numero setenta es la mas conocida de todas: Setenta caras a la Toráh.   Aunque es el «setenta» mas famoso y citado de todos, Éste  no se encuentra de forma explicita en la Toráh (Quizas porque la misma Toráh no quiere indicar a si misma). Los sabios, o Jazál, dieron el origen de esta enseñanza. Ellos declaran que las cualidades de la Toráh se comparan con las cualidades del vino. el vino vale setenta en gimatria, y por ello, también la Toráh debe tener setenta caras. Esta enseñanza se enlaza con otra, que dice que en gimatria, el «vino» (Yain,  יין)  vale «secreto» (Sód, סוד)  (por esto: «entró vino, salió secreto» Nichnás yain yatzá sód, נכנס יין, יצא סוד) La combinación de las dos ideas alude a que las setenta caras de la Toráh pueden ser su secreto, que se revela unicamente a los que le contemplan a partir de inspiración supra-conciente, que se consigue mediante la bebida de  vino.

CONTINUARÁ