Queridos compañer@s de estudio
En esta parte de la serie de Kabaláh y educación, volvemos al concepto del sentido del gusto. Claro esta, la actividad del Jinúj, o de educación, es un proceso de refinamiento espiritual e intelectual, que requiere mucha dedicación, tiempo y paciencia. Hoy, seguiremos desde la idea del ultimo articulo: Si el sentido del gusto se distingue de los demás sentidos porque es el que representa el contacto directo con la esencia de lo estudiado, ¿Como podemos transmitir este concepto a nuestro discurso educativo?
Desarrollo del Gusto por la Verdad
Como se explicó en el capítulo anterior, la palabra jéj, paladar, es también la raíz de la palabra jinúj, educación. La habilidad de paladear o descubrir la verdad se desarrolla en etapas, representadas por las permutaciones o las imágenes que refleja la palabra jéj, que está compuesta por las consonantes hebreas jet y caf. Cuando se invierte el orden de estas consonantes, se forma la palabra coaj, que significa “poder o fuerza”.
El educador primero debe sensibilizar a sus estudiantes a la verdad, cultivando en ellos un deseo (o “engolosinamiento”) por la autenticidad, procediendo a elegir las lecciones más saludables y digestivas y sirviéndolas atractivamente, para que los estudiantes deseen probarlas y así abrirse a esa nueva dimensión de la realidad. Aquí, la influencia del educador es circunstancial, pone en contacto a sus discípulos con una idea pero no intenta aún modificar sus personalidades. Su próximo paso, sin embargo, es infiltrarse realmente dentro de sus almas y comenzar a refinar sus personalidades, reforzar su sensibilidad a la verdad.
La sensibilidad a la verdad requiere profesarle devoción. El educador tiene que grabar en sus educandos la necesidad de estar dispuestos a pagar cualquier precio que sea por ese artículo tan valioso, vital e indispensable y a no tolerar la aparente comodidad de las mentiras y la irrealidad. Para transmitir esta lección debe estimular la sensibilidad por lo esencial y por las necesidades de los demás y a la vez desalentarla respecto a lo superficial y a sus necesidades propias de confort físico. De esta manera los estudiantes se desligan de las cosas que atraen a la gente a la complacencia y la tolerancia ante el engaño. Cuando expresan su compromiso con la verdad a través de acciones y sacrificios concretos, pueden recibir revelaciones de luz y verdad mucho más sutiles y potentes
esto es: “la bondad (y dulzura) de Dios” que el Rey David menciona en los salmos.
Así como la brújula busca el norte, la persona de gustos refinados se orientará hacia esa fuente interior en Di-s que yace por debajo de toda experiencia. Esta habilidad es el fundamento de la sabiduría.
CONTINUARÁ