B»H Shalom amigos y amigas, en esta parashá de Shoftim Rav Ginzburgh nos enseña uno de los principios básicos de la psicología de la Torá más difícil de aplicar: «la mente domina al corazón». La persona que basa su vida en sus emociones es semejante a una casa donde las decisiones importantes las toman los hijos (los atributos del corazón). Hoy en día hay quien defiende esa opción (e incluso podemos ver ejemplos). Finalmente, los errores se encadenan y tal persona llega a una situación límite, donde no puede ya soportar el caos que ha generado; llega la crisis personal y una urgencia de cambiar. Por eso, el principio que hoy nos enseña el Rab es muy importante llevarlo a nuestras vidas, hay que reflexionar mucho sobre él, pues nos llevará con seguridad hasta el Shalom que estamos buscando, donde todos nuestros deseos legítimos podrán realizarse, permitiendo que la voluntad (Keter) llegue a traducirse en acción(Maljut). Ken Yehi ratsón -que así sea su voluntad-para todos y todas, hatslajá y besorot tovot. ¡Shabat SHalom a tod@s!
Shoftim (jueces) es la parashá número 48 de la Torá. El número 48 es el valor numérico de la palabra «mente» ( מח moaj ), que asociamos inmediatamente con la frase en el Zohar: «la mente domina al corazón», ( מח שליט על ה לב , moaj shalit al halev ), que en el Tania, el texto clásico de Jasidut conforma uno de los postulados más profundos y fundamentales de nuestro servicio a Dios.
De entre los diferentes funcionarios que enumerados en nuestra parashá, el más mencionado en el verso inicial de la parashá es el juez, que representa la mente lúcida del estudio y la santidad de la Torá. El corazón de la nación está representado por el rey, quien está completamente sujeto a las decisiones de los sabios de la Torá. Esto es cierto a tal grado, que en ciertos casos los jueces son llamados «Dios» ( אלקים , Elokim ), porque su capacidad de juzgar es uno de los atributos de Dios, como se afirma en el verso: «Porque Dios juzga, a este [individuo] derriba y a este lo eleva.» 1 En cambio el rey es llamado el «príncipe» (נשי , nasí ) y al ser un mortal, es propenso a pecar como dice el verso «Cuando un príncipe peca.» 2 Sigue leyendo