Amor | El Corazón que Nunca Duerme (5)

בס”ד

En el capítulo anterior:

El judío alcanza el máximo nivel de servicio, “mi perfecta”, cuando“perfecciona” a Di-s en Su relación con el mundo, en Su presencia revelada en el mundo. Esto viene después de perfeccionarse a uno mismo en su relación con Di-s a través del bitul, como describimos en el servicio de “mi paloma”.

Si nos lees por primera vez y quieres recuperar los dos capítulos anteriores, pincha aquí.

«Y mis mechones con gotas de rocío»

El amor y el solaz infinitos pueden ser llevados a recipientes finitos únicamente con el rigor más sublime e intenso. Este poder produce la contracción (tzimtzum) de la Luz Infinita de Di-s, permitiéndole así ingresar en esos recipientes. Esta contracción no disminuye la calidad de la Luz, sólo concentra lo Infinito dentro de la finitud.

El tzimtzum está simbolizado por el cabello.

Para que el «rocío» permee las almas y los seres, las pequeñas «gotitas» concentradas de rocío deben derramarse de los mechones del Novio sobre la novia. La propiedad de «rigor» es llamada «noche», porque causa la contracción de la Luz. Pero esta noche es el vehículo para transportar las gotas de rocío por los «mechones» del mundo, trayendo con ella el amanecer de la redención, la paz y libertad final de todas las noches del exilio.

Corolario

«Mi Perfecta» en nuestra generación.

Cuando servimos a Di-s, como norma debemos atravesar en orden cada uno de los cuatro niveles sucesivos –hermana, compañera, paloma y perfecta. Pero de todas maneras, en nuestro servicio, podemos y debemos ser sensitivos desde un comienzo al significado integral de servir a nuestro Creador, especialmente a cómo el servicio consumado de «mi perfecta» ayuda a la perfección del mundo como un todo.

Este nivel no se puede alcanzar verdaderamente cuando uno está alejado de la Luz de Di-s, porque ¿cómo se puede eliminar la oscuridad y el dolor difundiendo la Luz en el mundo si uno mismo no es aún un canal abierto conectado a la fuente de Luz?

Sigue leyendo

Amor | El Corazón que Nunca Duerme (4)

בס”ד

En el capítulo anterior:

El amor entre hermano y hermana difiere del amor entre marido y mujer en tres aspectos. A diferencia del amor marital, el amor fraternal no depende de la proximidad física. Es relativamente constante, mientras que la intensidad del amor marital es fluctuante

Si nos lees por primera vez y quieres recuperar los dos capítulos anteriores, pincha aquí.

«Mi Paloma»

Las palomas son los cónyuges más leales de todas las criaturas de la naturaleza. Nunca se vuelven a aparejar.

Esta lealtad instintiva está expresada en su mirada. La pareja de palomas se miran constantemente uno al otro, sin cansarse nunca del placer ilimitado de contemplar al amado.

Para el alma, este estado de servir a Di-s es llamado listakla biikara deMalka, «contemplar la magnificencia del Rey». Por encima y apartado de las letras del pensamiento, los ojos internos de la mente y el corazón contemplan con un placer sin límites el esplendor del Rey en Su grandeza y belleza Infinitas, hasta que la mente y el corazón se fusionan en una anulación absoluta (bitul).

Los placeres del ser son limitados y al final se acaban, pero el placer desinteresado es interminable y por siempre nuevo.

Al nivel de «mi paloma» las propiedades aparentemente opuestas de «mi hermana» y «mi compañero» se unifican. El amor representado por la frase «mi paloma» es constante, como el amor constante e instintivo expresado en «mi hermana», y a la vez nuevo, como el ardiente amor recién nacido expresado en «mi compañera».

Esta habilidad de unificar agua y fuego depende de la manifestación del poder de bitul, que es innato en el alma de todo judío. El servicio de la contemplación requiere entregarse completamente al rey.

Sigue leyendo

Amor | El Corazón que Nunca Duerme (3)

בס”ד

En el capítulo anterior:

El alma siente pulsaciones en dos niveles: un nivel interior del “latido del corazón” y uno externo en la “muñeca”. La primera sensación corresponde a la revelación de Di-s Mismo al judío en la forma de Toráh y mitzvot.

Si nos lees por primera vez y quieres recuperar los dos capítulos anteriores, pincha aquí.

«Mi Hermana»

El amor entre hermano y hermana difiere del amor entre marido y mujer en tres aspectos. A diferencia del amor marital, el amor fraternal no depende de la proximidad física. Es relativamente constante, mientras que la intensidad del amor marital es fluctuante. El amor fraternal es frío, falto de pasión, mientras que el marital es fogoso y apasionado. El origen de esta distinción es que el amor fraterno es instintivo y natural, requiriendo sólo el incentivo de la memoria, mientras que el marital es una experiencia de acercamiento continuamente renovado.

La primera etapa en la relación del alma con Di-s es comparada al del amor de hermano y hermana, un amor que tiene las ventajas de ser instintivo, natural y presente constantemente. No es una pasión abrasadora ni un deseo apasionado por incluirse dentro de la unidad Divina; no obstante, el judío debe alcanzar primero este nivel de conciencia en su «despertar desde abajo».

Esta etapa no es fluctuante y no requiere ningún estado adicional de conciencia a nuestra identidad judía simple y eterna. Es un instinto hereditario poseído por todo judío, transmitido a nosotros por nuestros patriarcas Avraham, Yitzjak y Yaakov. Puede expresarse a la distancia y no depende de profundas experiencias religiosas que no están presentes usualmente en las primeras etapas del servicio a Di-s.

Sigue leyendo