בס”ד
En el capítulo anterior:
Tal como un rey se aconseja con sus súbditos más cercanos, de la misma manera, Di-s, por así decirlo, antes de decidir crear el mundo, se aconsejó con las almas de Sus hijos, las almas rectas de Israel (que son una verdadera parte de Sí mismo).
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El «pensamiento» primordial del «Yo debo reinar»
La voluntad primordial de Di-s de ser «Rey»
Al principio del libro de Reyes (1:5) encontramos: «Y Adoniah, el hijo de Jaguit, se jactaba diciendo «yo debo reinar».
Esta es la fuente en el Tanaj de la expresión a que se alude extensamente en Kabaláh: «Yo debo reinar» (en arameo: ana emloj).
En el caso de Adoniah (cuyo nombre significa «maestro», semejante al Nombre Divino Adnut, el nombre de maljut, Reinado) la expresión es dicha con orgullo y pretensión, lo que refleja un estado no rectificado del alma.
Encontramos también en Kabaláh que los «reyes de Edom» primordiales (que aparecieron en el vacío creado por la contracción inicial de la luz infinita de Di-s, el tzimtzum) se cayeron y se rompieron («murieron») en cada oportunidad que con vanidad decían «Yo debo reinar».
De todo esto se aprende que existe sólo uno que puede decir: «Yo debo reinar» y ese es Di-s.
La manifestación Divina de ana emloj es de hecho la fuerza motivadora que precede inmediatamente al comienzo del verdadero proceso creativo. Como se explicará más adelante, ésta es la fuerza para revelar el nivel de la luz infinita de Di-s, que con posterioridad se contrae para lograr que lo infinito se vuelva finito.