B»H
Queridos lectores OrEinSof.com,
Nos complace compartir con vosotros otro articulo, elaborado por nuestro buen amigo y colaborador, Jaim Yeudáh (Jaume) Folch.

Jaume Folch Mola
Jaim Yeudáh, es Físico y estudiante de la Torah y la mística Judía, desde hace ya muchos años.
Podéis ver entradas anteriores de el sobre Torah uMada (Torah y Ciencia) Haciendo click aquí.
Esta vez, nos explica una prueba muy interesante que el Rav Ginsburgh encontró, dentro de uno de los versículos más eminentes del Judaísmo. Una prueba, que ilumina la historia de la humanidad con una luz nueva y reveladora!
Hacia el tikún (rectificacion), con los hermanos de los Patriarcas
Vivir la Toráh implica reconocer el inmenso poder de la palabra y realizar su uso a plena consciencia.
- La primera lluvia en la tierra fue resultado de la oración de Adam [1]
- la afección de la “lepra” podía ser producto del “lashon hará” (hablar indebidamente de alguien) [2]
- los Sabios establecieron tres tiempos fijos del día de oración para alimentar espiritualmente al mundo [3]
Esa capacidad de impacto radica en que en Lashon HaKódesh (לשון הקודש), la Lengua sagrada de la Toráh, las palabras son fórmulas Divinas que sostienen la esencia de cada realidad nombrada. Para entenderlo, un hombre al mismo tiempo puede ser “Avraham” para su esposa, “padre” para su hijo, y “Avi” para su hermano. Sus nombres manifiestan sus distintas formas de relacionarse en el mundo. Análogamente, los nombres de HaShem son formas de Su manifestación en el mundo, expresiones de la manera como los humanos nos relacionamos con Él, y en consecuencia de como Boré olam [בורא עולם, el Creador del universo] es percibido en el corazón del hombre en Su sostenimiento del mundo material. Las lenguas de las naciones presentan similitud de usos a Lashon haKódesh [la Lengua Sagrada]. Podemos decir que, si en Hebreo la palabra hace la cosa, en las otras lenguas no hace la cosa, pero contribuye a ello. En ese contexto, podremos entender la gran importancia de unos jidushim [חידושים, innovaciones] de Rav Yitz’hak Ginsburg en relación a los principales lemas de fe de las tradiciones de Israel e Islam y sus respectivos usos de los nombres del Creador, visiones que presentan diferencias desde los tiempos de sus fundadores, y las consecuencias que esto acarrea para la humanidad.
El nombre “Alá” ([el] D-ios) proviene de una antigua raíz semítica. En tiempos del paganismo pre-islámico, “Alá” hizo referencia a un dios creador [4]. Actualmente es utilizado por todos los áraboparlantes, incluidos los que son judíos, como término referente a D-ios. En el Islam, cuando se recita la declaración de fe “Alahu Akbar”, en el llamado a la oración des de la mezquita, o en el momento antes de morir, se está proclamando “D-ios es (el) más grande”. Rav Ginsburg afirma que el nombre “Alá” está relacionado con el nombre “Elokim” (אלוקים) de la Torá. Es el nombre que expresa la Transcendencia de HaShem, que incluye Su acción como Creador del universo –“Elokim” en Hebreo tiene valor numérico 86, el mismo que la expresión “hateva” (הטבע, la naturaleza), y en general Su manifestación a través del rigor y el juicio. De acuerdo al Rabino Eliezer Melamed, en el Islam esto tiene la siguiente traducción práctica [5]:
“El poder y la espada juegan un papel central en la religión musulmana, haciendo hincapié en la fuerza física de la religión, y en resaltar la grandeza y el honor de D-ios al imponer sus creencias a toda la humanidad. Incluso las llamadas a la oración a través de altavoces por el muecín día y noche, son una expresión de la imposición de la religión sobre áreas extensas, tanto hacia sí mismos, como a todos los demás [4].”
De manera que, en su declaración de fe, los musulmanes implícitamente están afirmando que “la manifestación más grande de lo Divino es la del rigor y la justicia”. Se trata de una descripción de la Esencia de la realidad que no es adecuada si se pretende su aplicación práctica sin la ponderación adecuada, pudiendo llegar a niveles de destrucción física y moral extremos como los que el mundo sufre en el presente.

Significativamente, en cambio, la principal declaración de fe del Pueblo judío, el Shemá, afirma: “Shemá [escucha] Israel, HaShem Elokeinu, HaShem E’had” (שמע ישראל ה׳ אלהינו ה׳ אחד). La expresión “HaShem” sustituye el nombre impronunciable del Creador, “Havayá”, que es el más elevado y que precisamente expresa la manifestación Divina a través de la misericordia. “HaShem Elokeinu” nos dice que “(nuestro) D-ios, en su manifestación de rigor y justicia (Elokeinu), se trata del mismo Creador manifestándose a través de la misericordia (HaShem)”; ambos aspectos están ligados y encuentran ponderación el uno en el otro. “HaShem E’had” nos dice literalmente que HaShem es Uno, pero además que Él conduce el mundo de una manera unitaria: armónica, holística, coherente. También es muy revelador el hecho que el valor numérico de “E’had” sea el mismo que “ahavá” (אהבה, “amor”), por lo que esta parte del versículo se puede entender también como “HaShem se revela como amor”. Estas dos partes del Shemá desmienten la visión extendida en los sectores del Cristianismo que afirman que el Creador se manifiesta en la Toráh con un rigor implacable, como también refutan los concluyentes Trece Atributos de Misericordia del Eterno [6].
Vinculado a todo lo anterior, Rav Ginsburg nos innova que el valor numérico del Shemá es 1118, que se puede obtener de las dos multiplicaciones 26*43 y 86*13.
Respecto del primer producto, 26*43, 26 es el valor de guematria del Nombre de HaShem, y 43 es la guematria de “gadol” (גדול, grande), de manera que el Shemá nos está diciendo a través de su valor numérico “HaShem Gadol” (1118 = ה׳ * גדול): “la expresión del Creador a través de la misericordia es grande (en relación a las demás)”, diferente de la visión islámica “Alla hu Akbar”, “la expresión del Creador a través del rigor y la justicia es (la más) grande”. A propósito de este matiz, Rashi nos enseña lo siguiente [7]:
La Toráh no nos dice «En el comienzo HaShem creó…» [sinó “en el comienzo Elokim creó”, בראשית ברא אלוקים], porque en un inicio fue Su intención crear el mundo con Su atributo de justicia; [pero luego] Él percibió que el mundo no lo aguantaría, por lo que le antepuso el atributo divino de misericordia [expresado por el nombre “HaShem”], combinándolo a la expresión divina de justicia, y ese es el motivo por el que está escrito en el capítulo 2:4: «En el día en que HaShem Elokim hizo la tierra y el cielo» (ביום עשות ה׳ אלוקים ארץ ושמיים).
En relación a la segunda multiplicación, 86*13, como hemos visto 86 es la guematria de “Elokim”; y 13 es precisamente la guematria de “E’had/ahavá” (אחד / אהבה), de manera que con ese producto, “Elokim E’had” o “Elokim ahavá” (1118 = אלקים * אחד), el Shemá nos dice “la manifestación de D-ios a través de la justicia es holística, coherente y completa / está vinculada a Su amor y acción benevolente”. De ahí podemos ver que la justicia de D-ios, bien entendida, nos impele a actuar con fervor benéfico, una pasión de hecho presente en el Islam. Como dice el Rabino Eliezer Melamed [7]:
“Los fundamentos de la religión [del Islam] se derivaron del judaísmo, y fueron adaptados al carácter de la nación árabe. Estos aspectos positivos y su contribución al mundo merecen un estudio, para aclarar lo útil que el valor del honor podría ser para el mundo moderno, cuyos problemas en gran parte provienen de la falta de respeto a D-ios y la dignidad humana. El derecho a la libertad no es un sustituto del honor perdido. El derecho a la dignidad en una sociedad democrática se expresa simplemente absteniéndose de humillar a alguien; carece de sentido positivo. Esto permite una sensación de apatía, la arrogancia y el desprecio por los demás y sus valores.”
En la época actual, hay extendidas dos distorsiones reactivas y constrictivas opuestas que contribuyen a mantener a Israel y el resto de la humanidad en el exilio espiritual. Unos perciben una “realidad” sin D-ios, regida impersonalmente por leyes indiferentes al ser humano donde a la postre se pierde sensibilidad a la distinción entre el bien y el mal; esta visión de relativismo nihilista tiene una fuerte presencia en occidente, e influye a todo el mundo. Otros se vinculan con D-ios, pero se someten a lo que entienden por autoridad Divina sesgando su idea de justicia hacia el exceso de severidad; no es infrecuente que en el Islam se manifieste una mentalidad rigorista de este tipo en el ejercicio del poder. A la postre, ambas visiones colapsan en la asunción de un mundo que se debate entre la anarquía y la ley del más fuerte, en oposición al progreso de la humanidad.
Cuando los descendientes de Ismael proclaman «Alahu Akbar», están revelando el tipo de relación que ellos como pueblo necesitan establecer con D-ios, una que elimine la anarquía a través del rigor y la justicia. Pero cuando esta necesidad no puede ser canalizada constructivamente, puede llegar a manifestarse como una distorsión de la justicia violenta y brutal, como se puede interpretado del versículo «será como un asno salvaje. Su mano contra todos, y la mano de todos contra él» [9]. Su gran pasión, heredada de Abraham, sólo puede ser reconducida con el rigor de Sará [10]. Dado que Sará no es la madre de Ismael, sino de Isaac, es el Pueblo de Israel, heredero de Isaac, quien firmamente debe ejemplificar el camino de la correcta disciplina a los descendientes de Ismael. La fórmula a aplicar nos la prescribe el rey David en uno de sus Salmos [11; 12]:
“HaShem oz (עוז) leamó yitén, HaShem yevarej et amó baShalom” (“HaShem dará fuerza a Su pueblo, HaShem bendecirá a Su pueblo con paz”)

Cuando Israel revele plenamente la perspectiva del Shemá y la despliegue completamente en su cometido de trasformar la realidad, siendo asertivo con Ismael en su propio lenguaje ejerciendo fuerza y vigor (עוז, “oz”), esto llevará al mundo a la consciencia de que la promoción con firmeza de la justicia del Eterno, ejercida en los términos del Shemá y de la Toráh, revela Su incondicional benevolencia en el mundo, y así D-ios nos traerá a la Redención con misericordia, la definitiva Gueulá beRahamim (גאולה ברחמים).
REFERENCIAS
[1]: Rashi sobre el Talmud, ‘Hulin 60b.
[2]: Talmud, Arajin 15b.
[3]: Basado en la Mishná, Berajot 4:1.
[4]: Roger W. Stump, The Geography of Religion, p. 60.
[5]: “Israel, the West and Islam”, R’ E. Melamed; http://www.israelnationalnews.com/Articles/Article.aspx/18115#.VnxCKxXhC01
[6] Shemot 34:6-7.
[7]: Rashi en Bereshit 1:1.
[8]: Ver ref. [4].
[9]: Genesis 16:12.
[10]: “Chaya Sarah: Ishmael – How Does it End ?”, Meaninglful Life Center; https://www.meaningfullife.com/spiritual/chaya-sarah-ishmael-end/
[11]: Salmos 29:11.
[12]: Cita inspirada en ref. [5].
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