Escrito de mano de Nir Menussi con la colaboración de Aharón Ariel Levi
Queridos y queridas tod@s, el 7 de Jeshván, es decir, el Viernes 31 de Octubre, quienes viven en Israel añadirán la súplica: «danos rocío y lluvia para bendición sobre la superficie de la tierra». El Rabino Ginzburgh, en su estupendo libro Olamot, escrito por Nir Menussi nos da una muy buena explicación que queremos compartir con todos. (Aclaración importante: la fecha 7 de Jeshván es para los residentes en Israel; los que residen en la diáspora empiezan a decir «ten tal umatar librajá» entre el 5 y el 6 de diciembre)
En 7 de Jeshván se empieza a pedir ten tal umatar librajá (y otórganos rocío y lluvia para bendición sobre la faz de la tierra). El rocío (טל) y la lluvia (מטר) representan dos aspectos opuestos de la energía divina, y así en el camino de la persona: la lluvia simboliza el esfuerzo hacia una meta, y el rocío, la cualidad de la anulación propia que la equilibra.
Según la Halajá nosotros empezamos a alabar a Hakadosh Baruj Hu por el descenso de las lluvias ya en Simjat Torá; no obstante, la tefilá efectiva para pedir las lluvias empieza sólo la noche del 7 de Jeshván. Ésta está construída en una corta línea, que está ensamblada en la tefilá habitual: “vetten tal umatar librajá al pnei haadamá” (y otorga rocío y lluvia para bendición sobre la superficie de la tierra).
Trataremos de examinar esta bendición, y su interior-con el sentido espiritual de las aguas en general, a la luz de la cabalá y de la jasidut.
ENTRE ROCÍO Y LLUVIA (BEIN TAL UMATAR)
En sentido general, en el judaísmo, la imagen del agua es una metáfora de la energía y el flujo divino y en particular de la Jojmá (Sabiduría) divina, que en la cabeza y lo primero es la Torá. Las aguas bajan y brotan de fuentes ocultas, que dan de beber a nuestra alma sedienta y urgida por el esfuerzo de la supervivencia.
Así, estas aguas encarnan la imagen viva de la energía y la sabiduría que nuestra alma suplica recibir de Hakadosh Baruj Hu.
A esta luz, ¿qué explicación damos de la súplica por la lluvia relacionada con los dos modos de agua que bajan desde los cielos, rocío y lluvia?
Parece que ella se manifiesta en nosotros para distinguir entre dos formas de energía y sabiduría divina.
La lluvia es una metáfora de la supervisión directa de Hakadosh Baruj Hu sobre Su mundo, cuando él es Señor que se yergue desde sus alturas. La lluvia desciende de manera revelada desde arriba hacia abajo; así es como fluye directamente de Hakadosh Baruj Hu. Él trae vida de un modo directo para la subsistencia material (la palabra gueshem (lluvia), es la raíz de materialidad, gashmiut), y nosotros dependemos de esto para nuestro sustento, como esclavos que dependen de la mesa de su señor. Además, la lluvia desciende sólo como respuesta final; ella es el único origen del ciclo del agua que no obedece las duras leyes (al menos no aquellas que conocemos nosotros), y por lo tanto, la Torá las relaciona con un regalo de los cielos y como la respuesta por la dirección de nuestras acciones[1]: “y ocurrirá si escucháis cuidadosamente mis mandamientos…y daré la lluvia a vuestra tierra en su tiempo”; y por el contrario: “vigilad por vuestro bien, no sea que se extravíen vuestros corazones y os salgáis del camino y sirváis a otros dioses…y se encenderá la ira de Hashem contra vosotros y cerrará los cielos y no habrá lluvia” (y poned atención en el cambio de usar la primera persona en relación a Hashem: “a mis mandamientos”, con la tercera persona: “y se encenderá la ira de Hashem “: entre los versículos primeros y los últimos es como Hashem empezará a girarse de espaldas. Por causa de esto acostumbraban nuestros sabios a hacer oración por la lluvia y disponer “ayunos por la lluvia”.
El rocío, por lo contrario, es una metáfora de la presencia oculta de Hakadosh Baruj Hu, cuando él habita dentro de nuestro mundo. Por un lado el rocío desciende durante todo el año, pero por otra parte no vemos su bajada-es algo que se experimenta durante las horas de la noche (el significado de “descenso” del rocío no es un descenso desde los cielos hacia la tierra, sino “descenso” en sentido de acumulación- la condensación de vapores que se encuentran en el aire todo el tiempo. De la misma forma, Hakadosh Baruj Hu, está presente en nuestro mundo en cada instante en cada lugar, y actúa y se muestra en él con caminos ocultos, que por no prestar atención no nos damos cuenta. En un nivel material, el poder del rocío es más pequeño que el de la lluvia (no es capaz de dar la vida a una gran población, y no hay persona que mida cuánto rocío baja por la noche), además, pero desde un punto de vista espiritual ilumina nuestra alma un eco más profundo: nos recuerda que tenemos cualidades finas y ocultas en el alma. Que disfrutamos de ellas cuando experimentamos el estado “nocturno” de tranquilidad y relajación. Así se explica que la resurrección de los muertos ocurrirá por medio del “rocío de la resurrección”[2]; el rocío es una metáfora del parpadeo de la nueva vida en nuestro interior.
Hasta aquí hemos hablado con respecto al rocío y la lluvia como símbolos de la energía divina. ¿Qué con respecto a que son símbolos de la sabiduría divina?
En este campo la lluvia se presenta como metáfora del nivel revelado de la Torá y otra vez el rocío simboliza el nivel oculto. Lo revelado de la Torá incluye las mitsvot y leyes que nos fueron dadas de mano de Hashem como señor. Dado que la lluvia es necesaria para nuestra supervivencia material y es abocada en línea recta desde los cielos, así lo revelado de la Torá se ocupa de nuestra supervivencia física y nos enseña los caminos en el mundo de una manera directa. Lo oculto de la Torá, por lo contrario, es callado y nocturno como el rocío, e incluye la sabiduría interior del judaísmo que no es percibida de manera común (sino solamente experimentada). Como el rocío que se siente solamente y no lo vemos, así la sabiduría oculta actúa en nosotros bajo la superficie, con caminos que no son perceptibles por la consciencia.
Estos paralelismos se hacen patentes por medio de la investigación en las palabras “rocío” tal y “lluvia” matar. La palabra matar su raíz es la palabra matará (meta, objetivo), que hace referencia al pensamiento lineal y a la la finalidad de lo revelado de la Torá y de la emuná en Hakadosh Baruj Hu como Ribon (Señor, Dueño), y la palabra tal es el “portal” (es decir una raíz de dos letras) de la palabra bitul (anulación), referencia a la anulación del orgullo y el ego y nuestra rectificación interior, que experimentamos al enfocarnos en los principios del nivel oculto de la Torá y en la Emuná en Hashem.
Estos niveles nos revelan el primer secreto acerca de la Tefilá “ten tal umatar librajá” (otórganos rocío y lluvia para bendición”: manifiesta, entre demás cosas, una súplica para unir la consciencia revelada y la oculta-en la Torá y en la vida conjuntamente, de manera equilibrada y bendita.
[1] Devarim 11, 13-17
[2] Pirkei de Rabi Eliezer 33; Yalkut Shimoní Melajim 1, 17.
B»H. Shabat Shalom Javerim v´Javerot !! Sean colmados de Brajot con salud,alegría,prosperidad,buenas noticias ,paz y éxitos nosotros y para todo Israel.
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