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Esta entrada es la tercera parte dedicada al mes de Elul en el libro Olamot, enseñanzas de Rab Ginzburgh puestas por escrito por Nir Menussi. Creemos que son enseñanzas muy importantes sobre el proceso de desarrollo que es para nosotros el mes de Elul y por ello decidimos traducirlo y compartirlo. ¡Ktivá y Jatimá tová a tod@s!
El mes de Elul es el mes de preparación para Rosh Hashaná. En este mes es nuestra responsabilidad elevarnos desde el nivel de nefesh hasta el nivel de neshamá, por medio de atraer desde su interior el poder de encender una luz nueva sobre nuestra situación, y ver cómo nosotros iniciamos un cambio profundo en ese estado, que no debilita nuestra existencia actual sino que la repara y la mejora. Leer entradas anteriores: Elul la segunda inocencia, Elul: el final del inicio y el inicio del fin
¿Y QUÉ PASA CON LOS HIJOS?
Nos hemos extendido tanto hablando de las partes femeninas de la psique que hemos dejado de lado los estratos masculinos. Estos estratos son la pareja de los estratos femeninos del alma y por tanto hay que verlos como que los acompañan y los completan.
La pareja de la nefesh es el ruaj. El estrato de ruaj revela el nivel emocional del alma, los niveles de los atributos del corazón. Los atributos del corazón son variados, también según la jasidut, el primero de ellos es el atributo del amor, y el central de ellos es la cualidad de la misericordia o rajamim (y de ella es posible estudiar lo que deben ser las cualidades capitales en nosotros). El hecho de que el ruaj es la pareja de la nefesh se explica, que la pérdida de virginidad en este nivel (y así en el nivel del cuerpo es necesario hacerlo con mucho amor y misericordia (ahavá verajamim). Estos sentimientos también reviven y renuevan la doncellez en este nivel.
La pareja de la neshamá es el nivel de jayá. El nivel de jayá expresa el atributo de anulación en el alma-la entrega carente de ego a la fuente del todos los estratos del alma, ciertamente estamos hablando del Santo Bendito Sea. El poder especial de soportar los opuestos de la neshamá, la unión que ella mantiene entre adultos y jóvenes, por el mérito de su conexión fiel y contínua con esta anulación (bitul). Los niveles de jayá y de neshamá están pegados uno al otro continuamente, unidos a cada momento en el nivel de “varón y hembra los creó”, que por encima de ellos (ciertamente, desde que ciertamente había que pintarlas en el diagrama como descansando en un único nivel debajo del nivel de la yejidá).
Los niveles de ruaj y de jayá es posible decir, dan existencia al espíritu de vida (haruaj hajayá) que hace palpitar los niveles femeninos y les otorga el poder de renovarse.
FINAL: ENSEÑANZAS DE LA DONCELLA
La cultura moderna se mofa de la virginidad, tanto entendida físicamente como espiritual. Se opone a ella como si fuese una especie de peste, un artículo anticuado del cual hay que deshacerse tan pronto sea posible. El mensaje que viene desde todas las direcciones del planeta es que está prohibido ser inocente, que hay que experimentar con todo y como más rápidamente mejor. En el mejor de los casos presenta la virginidad como la fuente del paraíso perdido de la inocencia- también esto forma parte de la mirada cínica del mundo moderno, que se apresura a acabar con la inocencia con tanta rapidez como sea posible. Sigue leyendo