Shalóm a nuestr@s lectores y lectoras,
nuestro sendero del estudio pasa por terrenos diversos . Hablamos de inspiración y de preparación hacia la función educativa. Nuestra meta es descubrir el camino hacia la fuente de nuestra motivación y de nuestras estructuras morales. Para esto, tenemos que dejar a lado algunos conceptos convencionales de la educación. La sabiduría de la Kabaláh, con la ayuda de nuestro rabino, puede servirnos para aprender algo nuevo.
En la primera parte, hablábamos de conceptos difíciles de concebir, como el Tzimtzum, y la luz infinita, llamada Or Ein Sof. El entendimiento de estos conceptos nos acerca a captar nuestro lugar en este mundo. desde allí, es mas fácil a entender la humildad. El ultimo capitulo se acaba asi:
En este punto somos susceptibles a tener ilusiones de grandeza al sentirnos reflejados en las maravillas de lo que hemos sentido y estudiado. La cabalá nos previene contra este engreimiento recordando la vanidad del esfuerzo humano y la insignificancia de nuestros logros
En esta segunda parte, contemplamos la espera a nuestro Mashiaj. este es nuestra fuente de humildad. cuando llegue, nuestros logros físicos no nos beneficiarán, sino los espirituales.
Que disfruten la lectura
Equipo de OrEinSof
Convertirse en Parte de la Conciencia Mesiánica
2ª parte
La demora del Mashíaj es sólo lo que parece desde afuera, porque la realidad interior es la de un progreso permanente. Así es también con nosotros. A veces los cambios se manifiestan según el estado de ánimo. Los logros y esfuerzos parecen no tener un efecto persistente por períodos de tiempo prolongados y con todo, invisiblemente, su impacto va acumulando a niveles subconscientes. Parece como que no hubiéramos hecho ningún progreso, pero en cierto punto crítico el balance da un brinco y se evidencia un salto cuántico importante de crecimiento y conciencia. Esta iniciación a un nivel más profundo del conocimiento de Di-s, debe ser nuevamente alejado de la sensación del ego de su propia importancia y el engreimiento. Y así la espiral continúa.
El cometido inicial del educador es inspirar a sus estudiantes, no es más que la tarea externa y circunstancial de exponer a los estudiantes a un nuevo sabor de tal manera que despierte su interés. El educador ceba el anzuelo, a veces con golosinas y otras con incentivos más sofisticados y sutiles, con todo aquello que excite la curiosidad de sus estudiantes. En ese momento el educador se aparta, conduciendo sus estudiantes a un rol de mayor responsabilidad de ir activamente en procura de sus propios intereses. Este es el delicado balance de empujar y atraer, que es a lo que se refiere la educación. Los estudiantes aprenden que deben esperar en cada capa nueva de entendimiento internalizando su conocimiento de Torá ya adquirido y contemplando más profundamente esos temas que ahora están revelados.
Mediante estos esfuerzos, los deseos de los estudiantes se vuelven más penetrantes, precisos y potentes. Finalmente, el educador les revela que el factor limitante que marca el ritmo de este proceso no es la edad ni el nivel de inteligencia, sino más bien el grado de humildad del estudiante y su entrega a Dios.
Con el tiempo, los estudiantes aprenden que cada revelación progresiva de la verdad es un regalo de gracia para aquellos que encuentran favor a los ojos de Dios, a través de la sumisión profunda y sincera del alma. Cuando el ego es expulsado, ese “espacio” se llena inmediatamente con la dulzura y la luz de Dios. En el medio de la lucha, la tarea de desmantelar el ego pareciera demandar un auto-sacrificio intolerable, pero cuando se saborea la dulzura del éxito, el profundo sentimiento de unión con Dios lo compensa con creces.
Nos vemos en la proxima parte:
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