Kabaláh y Educación | La clave para la iluminación espiritual (1)

Shalóm a todos y todas, 

La Sabiduría, entendida desde una perspectiva de la Kabaláh, es nuestra puerta a la observación, que es indispensable a nuestro crecimiento espiritual. El educador tiene el papel de guía  estimula el pensamiento y la reflexión de sus decipulos. ¿Pero que desea alcanzar con tal estimulación? ¿Qual el la esencia de tal deseada sabiduría?

 podemos entender la sabiduría  la jojmá, a través de otra dimensión.  seria interesante Compararla con nuestros cinco sentidos.

La Clave para la Iluminación Espiritual

La inspiración y la integración se asemejan a las dos ideas que se yuxtaponen dentro de la palabra hebrea jojmá, “sabiduría”. Cuando se separa en dos partes, esta palabra produce a su vez a otras dos: jéj, que significa “gusto o paladar” y , que significa “qué”. Basado en este hecho lingüistico, la sabiduría se define en cabalá como “la habilidad de saborear (saber) lo qué es”.

Definida de esta manera, la sabiduría implica una sensibilidad al aspecto de Di-s que precede y trasciende a la creación, que en cabalá se llama Ain HaAmití o “La Nada Verdadera”, porque existe más allá de las palabras o los conceptos de toda clase. No se le puede adjudicar ninguna cualidad y no se puede decir nada afirmativo acerca de él, sólo que no es esto ni aquello. La sabiduría es la sensibilidad a este origen oculto de todas las cosas. Esta correspondencia lingüística adquiere significancia de momento que el objetivo del educador es cultivar la sabiduría.

El Sabor de la Sabiduría

El lingüista del siglo XII rabí David Kimji (más conocido como el Radák), identifica realmente la raíz jéj como jinúj (habiendo eliminado la consonante nun que es una de las siete letras “débiles” que desaparecen típicamente cuando la raíz se conjuga y toma distintas formas gramaticales). Basado en el parentesco entre estas raíces, una definición de jinuj, o de la educación, debe comunicar alguna idea de saborear o comer. Por ejemplo, la educación es como presentar nuevos alimentos al estudiante, porque el educador está verdaderamente sensibilizando el paladar espiritual e intelectual de sus estudiantes a nuevas dimensiones de la realidad. El educador excita los gustos y propensiones latentes de sus discípulos y los lleva a percibir conscientemente cómo pueden ser desarrollados y refinados.

Cuando el rey David utiliza esta idea en los Salmos: “prueba y ve que Di-s es bueno”, está describiendo un conocimiento que está más allá del umbral de la percepción visual que precede e induce realmente la experiencia de la vista.

 

 

CONTINUARÁ