Cabala y Educación | Los primeros frutos (1)

Amigos y amigas de nuestra comunidad de estudio,

Seguimos esta semana con la serie Kabaláh y Educación. Aprendemos que la actividad educativa no es nada mas alimentar la mente y crear las condiciones para el desarrollo intelectual de los que quieren aprender. Nuestro rabino sigue organizando estas ideas, y mas, con su manera magnifica, basando en nociones de la Toráh y de la Kabaláh, y utilizando  terminos extraidos del mundo de la agricultura, comparándolos con la actividad educativa. 

para no perder el hilo de la enseñanza, vemos un poco de lo dicho en la ultima semana:

Otra metáfora que se asemeja a la relación iniciación/inspiración e integración es la de plantar un árbol y luego nutrirlo hasta que fructifique. Esto se ajusta particularmente bien con nuestra metáfora anterior de entrar y establecerse en la Tierra de Israel, ya que el proceso de plantar árboles fue el máximo símbolo de reclamo de la tierra.

Para acceder a la entrada anterior,podeis utilizar el siguiente enlace. (Kabalah y Educación| Plantear y alimentar )

Los Primeros Frutos

En el proceso de educación, la etapa de plantar es la iniciación-inspiración. El maestro toma la responsabilidad de incentivar en sus estudiantes la percepción de la Divina Providencia, sembrando en sus mentes la noción de que Di-s está decididamente dirigiendo cada momento y comunicando Su voluntad a través de los detalles de cada aspecto de la realidad. Los estudiantes aprenden que cada experiencia es una comunicación entre Di-s y el alma. Y aún más, llegan a ver, con la experiencia personal, que la motivación subyacente de Di-s es siempre el amor, aún cuando puedan sentir lo contrario cuando se enfrenta al dolor de aprender algunas lecciones por el camino difícil.

Una vez que el maestro ha inspirado de esta manera a sus estudiantes, puede ir a la fase de integración que se asemeja a nutrir las semillas hasta que se puedan mantener por si mismas. Un árbol bien encaminado puede eventualmente volverse autosuficiente, pero hasta que alcance cierto nivel de madurez, necesita el soporte y la atención de alguien más fuerte que él. El sembrador desmaleza, fertiliza, poda riega los brotes en crecimiento y la culminación de sus esfuerzos es la alegría de ofrendar sus “primeros frutos” a Di-s, reconociendo de esta manera que fueron la tierra de Di-s, Sus lluvias y Su Providencia la verdadera fuente de toda abundancia.

Similarmente, el objetivo de un educador es ayudar al desarrollo de sus estudiantes hasta un nivel de maestría y sabiduría en el cual puedan comenzar a tomar la responsabilidad de sus propias vidas. El maestro premia y cstiga, estimula y aconseja, prueba y alienta a sus estudiantes a actuar en concordancia con verdades espirituales de la Torá. No obstante, también sabe que los estudiantes deben volverse independientes de él, porque sólo cuando den sus propios pasos hacia adelante, sus almas pueden comenzar realmente el ascenso de nivel en nivel, de triunfo en triunfo desde abajo hacia arriba. Sin este esfuerzo independiente desde abajo, nunca habrá frutos. El cultivador puede crear las circunstancias más saludables para el crecimiento positivo, pero eso es todo lo que puede hacer, los frutos mismos sólo provienen del árbol. Es impotente en lo que respecta a esto.

Esta misma idea es expresada en el libro de Salmos:

Los pasos del hombre están establecidos por Di-s,

Y es su senda [del hombre] la que El [Di-s] desea

CONTINUARÁ

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