Tsadikim: Rabino Jaím ben Attar o Or Hajaím (3)

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Con esta entrada terminamos el tercer y último capitulo de la biografia del  Or Hajaím, aunque se podría hablar muchísimas horas acerca de él sin nunca terminar de explicar todas las historias y anécdotas  acerca de este inmenso tsadik. Agradecemos a www.hevratpinto.org el permiso para la traducción de este texto al español, Shabat shalom.

Cuando él visitaba los lugares sagrados de Tiberias, el Rabino Jaim Abulafia le rogaría con insistencia que se asentara en Tiberias y que se hiciese cargo de la nueva Sinagoga Or Hajaím en Jerusaléncomunidad  judía de la ciudad. Finalmente, nuestro maestro decidió establecer su yeshivá en Jerusalén en la ciudad sagrada junto con sus estudiantes. Sus emociones al llegar a la ciudad sagrada fueron expresadas en una carta en la que él describe entusiásticamente su primer Yom Kipur en Jerusalén: “Vi una gran luz en el momento del Kol Nidre…y cuando abrí el heijal, para mí era realmente como abrir las puertas del Gan Eden. Había allí un resplandor tal en la sinagoga que todo el mundo estába superderramando bendiciones y súplicas y lágrimas en su deseo de ver la construcción del Templo. Incluso los Falashas hicieron lo mismo [Nota del Editor: al parecer se trata de los campesinos judíos que vivían en las aldeas vecinas a Jerusalén (como Nevi Shmuel) y que vinieron a la ciudad en la noche de Yom Kipur a orar con la comunidad]. Creeme, en toda mi vida no he visto algo igual».

El JidaEntre sus estudiantes estaba el Jida (Rabí Azulay), quien tenía 18 años cuando se unió al grupo de nuestro maestro cuando finalmente ascendió a Jerusalén. Aunque nuestro maestro vivió sólo 11 meses en Jerusalén, el Jida tuvo tiempo de servirlo y aprender Torá de el. En su libro Shem haGedolim, se deshace en elogios: «Y yo, el más joven de ellos, tuve el mérito de formar parte de su yeshivá. Mis ojos vieron la grandeza de su Torah, su extrema gentileza, y su extraordinaria santidad. Para nuestra generación, el Rabino tenía una impresionante capacidad de estudio, era como una fuente de aguas vivas. Uno percibe su sabiduría en sus libros, aún eso representa únicamente una fracción de su perspicacia, la grandeza de su corazon, y su excepcional agudeza mental. Durante todo el tiempo allí, sobre él, vibraba un espíritu de santidad y desapego del mundo, así como una fuerza espiritual excepcional».

Nuestro maestro no vivió mucho tiempo en la ciudad sagrada, y antes de un año desde su llegada, partió de este mundo, y se unió a la Asamblea Celestial: “A causa de los pecados de la generación, él enfermó y murió a la edad de 87, en el año 5503 (1743).”

Durante el último año de su vida en la tierra, nuestro maestro estaba despierto en la noche de Hoshana Rabba y recitó el tikkun, su expresión tan radiante como el sol. Su rostro emitía rayos de gloria, y él era como un ángel vestido de blanco. A la medianoche, se quedó solo en su habitación, se cambió sus ropas blancas y se vistió de negro y postró su cuerpo en el suelo y empezó a llorar amargamente. Él permaneció de esta manera hasta que llegó el tiempo de las oraciones, después del cual él regresó a su habitación y otra vez se estiró en el suelo hasta el tiempo de Shemini Atzeret. Entonces se vistió de blanco. Después de la festividad, su estudiante el Jida le pidió a OR HaJaim el significado de ese comportamiento. Él respondió que había orado por la llegada del Mashiaj y que su oración fue escuchada. “Cuando el Angel de la Muerte vió que la maldad estaba en el punto de desaparecer, puso todo su esfuerzo en empujar al mundo en el pecado, y tuvo éxito hasta tal punto que la situación se revirtió ella misma y la destrucción fue decretada”. Cuando nuestro maestro había visto esto, él se postró y empezó a orar con toda su fuerza, hasta al punto de haber aceptado tomar sobre sí la carga del decreto, salvando así a toda la generación. A causa de nuestros numerosos pecados, esto es lo que ocurrió. Él partió del mundo en el transcurso de ese año. El Jida finaliza su relato de lo que ocurrió diciendo que él entendió de sus comentarios que era el Mashiaj, y que estaba preparado para revelarse, pero a causa de nuestros numerosos pecados no fue posible hacerlo. Sigue leyendo