BH
Estimados amigos de OrEinSof,
Después del gran éxito en las entregas anteriores de los fragmentos del libro de Profesor Zeiger titulado “Torah of Life”, es decir, La Torá de la vida, inspirado en las enseñanzas de nuestro rabino y maestro Rav Ginsburgh, esta semana, os proponemos la lectura de un fragmento del libro que habla sobre el pan.
¡Seguro que te gustará!
¿Qué viene a nuestra mente cuando escuchamos la palabra “carbohidrato”?
Mucha gente inmediatamente pensará en el pan. Los judíos observantes que se disponen a comer pan primero lavan sus manos, pronuncian la bendición “al netilat yadaim” y luego bendicen el pan con la bendición “hamotzi”. Sólo entonces se come el pan.
Aparte de “hamotzi lejem min haaretz”, la bendición del pan, hay otras bendiciones para diferentes alimentos. Decimos “boré minei mezonot” para alimentos como pasteles o pasta, “boré pri adamá” para vegetales, y “boré pri haetz” para el fruto de los árboles. Sin embargo, si nos disponemos a participar en una comida de Shabat o de alguna fiesta, primero lavamos nuestras manos y comemos el pan después de la bendición “hamotzi”.
La bendición del pan cubrirá el resto de alimentos que comamos durante la comida, que de otra manera deberíamos bendecir separadamente si participáramos en una comida en que no se sirviera pan.
¿Qué tiene el pan que lo hace inclusivo de toda la comida?
El rol central del pan para nuestros ancestros está muy claro en la Torá. Melquisedec, el rey de Shalem, dio la bienvenida a Abraham nuestro padre con “pan y vino” cuando Abraham regresó de su victoria sobre los cuatro reyes aliados (Gen. 14:18). Abraham ofreció “un trozo de pan” a los tres ángeles que le visitaron disfrazados de caminantes, y acució a Sara para que amasara e hiciera panes de flor de harina (Gen. 18:5-6).
Antes destacamos que el agua se asocia con la sefirá del conocimiento, el primer poder del intelecto. La comida se asocia con el siguiente y complementario poder del intelecto, la sefirá de biná, entendimiento, que corresponde a la primera hei (ה) del Tetragramaton. El valor numérico de la letra hei es cinco. El conocimiento y el entendimiento se comparan al padre y a la madre. En el contexto de nuestro estudio de la alimentación, el padre (conocimiento) proporciona el agua fuente de vida, y la madre (entendimiento) proporciona los cinco nutrientes básicos – carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas y minerales. Éstos corresponden a las cinco emociones básicas del alma, ya presentes dentro del útero espiritual del entendimiento. El pan, la fuente primaria de carbohidratos en nuestra dieta, corresponde al primero de los atributos emocionales de nuestra alma, la benevolencia.
En el lenguaje del Zohar, el texto clásico de la Kabalá (la dimensión interior de la Creación), se llama a la benevolencia “el día” (en referencia al primer día de la Creación) “que acompaña todos los días” (los restantes días de la semana). El Zohar nos enseña que la luz creada el primer día ilumina y activa todas las fases siguientes de la creación. Todas las comidas comienzan con el pan, y el pan acompaña todas las porciones de la comida.
Como se dijo anteriormente, aspiramos a comer con la conciencia de hacer de nuestra mesa un altar, en el que la fuerza Divina inherente a la comida, particularmente el pan, se extrae para nutrir a nuestro cuerpo, física y espiritualmente. Emulamos a los kohanim, los sacerdotes del Templo, lavando nuestras manos antes de acercarnos al altar, y bendiciendo a Dios, el Dador del pan, antes de comerlo.
toda al eterno por sus enseñanzas
Shabat Shalom! desde Sudamérica.