En la entrega anterior
Vivimos hoy en una generación en que muchísimas personas que estaban completamente desconectadas del judaísmo, de la fe o en general de lo espiritual –como Ana Frank y su familia- de repente se despiertan en la edad de la madurez y encuentran su camino de regreso a su origen. Al mismo tiempo, también las almas que crecieron en el seno del judaísmo, pero por diferentes motivos experimentaron una desconexión o alejamiento, lo descubren de nuevo, a su manera. Esta vivencia del despertar y el retorno a Dios es de hecho la experiencia más íntima en la psiquis del hombre.
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Ocultamiento y Revelación – Ester veGuilui
Sabemos que cuando Ana comenzó a escribir el diario, no pensó que nadie lo vería. Por eso escribió los nombres verdaderos de las personas que estaban con ella en el escondite, y también escribió detalles personales y a veces negativos. Pero un día escuchó en la radio un discurso de una de los representantes del gobierno holandés en el exilio, que hablaba desde Londres, y dijo que quería publicar después de la guerra los informes y diarios de los holandeses que sufrieron bajo la ocupación alemana.
Inspirada por esta declaración decidió que cuando salga libre publicaría el diario como un libro, porque eso ayudaría a los demás, y comenzó a editarlo y cambiar los nombres de los huéspedes de la casa para protegerlos.
Esto nos muestra algo significativo acerca de la escritura privada:
La escritura de las emociones tiene que ejecutarse desde del lugar personal más profundo, de tal manera que no queremos exponerlo ante nadie en el mundo.
También si sabemos que quizás un día lo llegarán a leer, o incluso que nosotros mismos lo publiquemos, la escritura tiene que realizarse como si nadie más la ha de ver.
Pero luego tenemos que preguntarnos, si lo que escribimos puede llegar a ayudar a alguien más. Si nuestras palabras personales pueden tocar a otro, ayudarlo a realizar una rectificación significativa en su vida, o acercarlo a Dios. Si ellas pueden tener una buena influencia sobre el mundo, si el arrepentimiento es positivo, ya que tenemos que realizar un acto de mesirut nefesh, dar la vida, e incluso las cosas más privadas, después de la revisión necesaria, dar a conocer.
La transición de la escritura privada a la difusión pública se entiende más en profundidad a la luz de las enigmáticas
palabras de los sabios en el tratado de Jaguigá, que Dios tiene recámaras externas e internas.
En las cámaras externas de Hashem, explican los sabios, se cumple el verso:
“Fuerza y alegría en Su Lugar” (Crónicas I 16:17)
Dios demuestra alegría. Frente a esto, en las cámaras interiores se cumple el verso
“en los lugares ocultos llorará mi alma” (Irmiahu 13:17)
Dios llora en secreto por el exilio y el sufrimiento del pueblo de Israel.
De la misma manera, la difusión de las cosas privadas que se escribieron con una vivencia personal e íntima de llanto, es para que al final las cosas se conviertan en “fuerza y alegría”: llegaron al público y de tal manera que refuerza y los eleva (tal como el llanto oculto de Dios al final se hará público, y nos consolará al escucharlo).
CONTINUARÁ
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