בס”ד
Un ángel le preguntó a Agar, la doncella de Sarai, ¿de dónde vienes y adónde vas?
Ella contestó: “Estoy huyendo de Sarai, mi ama אֵי מִזֶּה בָאת וְאָנָה תֵלֵכִי וַתֹּאמֶר מִפְּנֵי שָׂרַי גְּבִרְתִּי אָנֹכִי בֹּרַחַת”
Esta es la primera aparición en la Toráh de la pregunta ¿a dónde [vas]?
Tomad en cuenta que la forma de la pregunta, “¿de dónde [vienes]?” אֵי מִזֶּה /ey mizéh/ no es la forma normal de “¿de dónde?” מאין /meáyn/, que es una palabra que también significa “de la nada”. אֵי מִזֶּה es una expresión de dos palabras, literalmente “dónde de éste [lugar]?”, como diciendo “¿de qué lugar [específico] vienes?”. Así pues, se enfatiza más el lugar de origen que el destino.
La historia ocurre antes de que el nombre de nuestra primera matriarca fuera cambiado de Saray (con una yud) a Saráh (con un hei). Ella era estéril y entregó a su doncella Agar a su marido Abraham (en ese momento, Abram) con la esperanza de que por ese mérito ella misma pudiese concebir.
Cuando Agar quedó embarazada de inmediato, comenzó a despreciar a su señora Saray, quien reaccionó tratándola duramente, por lo que Agar huyó.
El ángel encontró a Agar en el desierto junto a una fuente de agua, en medio de la nada.
Después de la respuesta a su pregunta, el ángel (un nuevo ángel, según los sabios) le dijo: “Vuelve a tu señora y entrégate en sus manos”.
La primera aparición de una palabra o concepto en la Toráh establece el escenario para todas las siguientes apariciones.
La primera “¿a dónde vas?” trata de una mujer huyendo de su lugar ordenado Divinamente en el mundo, desde el lugar en el cual pueda cumplir su misión en la vida.
De hecho, su huida de Saray implicaba una premonición del futuro. Después de dar a luz a Ishmael y después de que Saráh diera luz a Yitzjak, Saráh le pidió a Abraham que echara a Agar y a su hijo de su hogar (Ishmael había amenazado la vida de Itzjak y a su legítimo derecho a heredar a Abraham), lo que Abraham hizo con renuencia por el mandato de D-os de escuchar las palabras de su esposa (esta fue la novena de las diez pruebas en la vida de Abraham, los diez pasos que lo convirtieron en el primer judío, y el último fue su disposición de sacrificar a su hijo Yitzjak, la prueba de las Akedá).
En los Salmos encontramos, ¿A dónde puedo escapar de Tu Espíritu y a dónde huiré de Tu Rostro? אָנָה אֵלֵךְ מֵרוּחֶךָ וְאָנָה מִפָּנֶיךָ אֶבְרָח, la misma forma de la pregunta “¿hacia dónde?” como en la historia de Agar.
Muy a menudo, al igual que Agar, huimos de nuestra misión en la vida [*], huimos de D-os y Su Toráh, de Sus enseñanzas para la humanidad (aquí Saráh simboliza la Toráh de D-os, como está dicho, “la Toráh de tu madre”).
Adam y Javáh, también se escondieron de D-os después del pecado original.
Esconderse es como huir.
El profeta Yonáh literalmente huyó de D-os, pues no estaba dispuesto a poner en peligro (eso creía) la seguridad espiritual de Israel, al asumir la responsabilidad que D-os le había dado para convertirse en un profeta para las naciones.
Pero D-os sabe qué es lo mejor. Así que no huyas de D-os.
Entrégate a Él sumisamente y reconoce tu verdadero lugar en el mundo.
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[*] porque sentimos que nuestra “ama” nos está tratando duramente; no sabemos quién es realmente Saráh nuestra ama, que su espíritu de profecía es aún mayor que el de Abraham.