בס”ד
En el capítulo anterior:
En el Zohar, este nivel de daat es conocido como “la llave que incluye seis”. La “llave” de daat abre las seis cámaras (atributos) del corazón y los llena de fuerza vital. Cada una de las seis cámaras, cuando se llenan con daat, nos insinúan una deá (“actitud”, de la raíz de daat) particular del alma.
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Jésed es la cuarta de la diez sefirot, y el primero de los atributos emotivos inherentes a la Creación.
Aparece en la configuración de las sefirot en el eje derecho, directamente debajo de jojmá, y corresponde en el tzélem Elokim [imagen de Di-s] al «brazo derecho».
Jésed es asociado en el alma con el deseo de abarcar la Creación toda, y agraciarla con su bondad. Como la fuerza expansiva que impele al alma a conectarse con la realidad exterior, jésed inspira y por ende implícitamente acompaña a las otras expresiones de fuerza emotiva, que le suceden en el alma.
Jésed es el primer «día» de la Creación. En él fue creada la hermosa luz de bondad y cariño por todo. El primer día es llamado en la Toráh «el día uno» (yom ejad, beReshit 1:5). La conciencia Divina de este día es que todo en la Creación es uno, como abarcado por el amor, por la Unicidad del Creador, (ejad, «uno» = 13 = ahaváh, «amor»).
Está dicho acerca de este día: «Día(s) en que Di-s ordenó Su bondad» (Tehilim 42:9).
La singular forma en que está escrito día(s), iomam, implica de acuerdo con las palabras del Zohar: «el día que acompaña todos los días». De aquí aprendemos que el primer día, el día de bondad, «acompaña» e irradia su luz a todos los demás días de la Creación.
Jésed = 72 = 2 veces 6², y 6² representa el estado perfecto de las seis emociones del corazón, que se corresponden con los seis días de la Creación.
2 veces 6² representa la armonía y el amor perfecto dentro de la Creación, «como el rostro se refleja en el agua (el símbolo físico básico de jésed), así también el corazón del hombre hacia el hombre» (Proverbios 27:19).
El Zohar habla de 72 «puentes » de amor (equivalentes a los 72 Nombre ocultos de Di-s) que conectan en forma conjunta y en perfecta armonía, la realidad existente.
En jasidismo, se identifica el estado espritual correspondiente a la sefirá de jésed con ahaváh (amor).