Salud Espiritual | 6. Las Tres Almas de la Persona

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Estimad@s lectores y lectoras de OrEinSof.com,

¿Qué tal se desarrollan los primeros días del año? Esperamos que muy bien, y contentos de aprender cada día un poco más a través de los contenidos de nuestro espacio web… en el que aparte de colaboraciones externas, destacan especialmente las reflexiones del rav Ginsburgh. En efecto, el «feedback» que recibimos es bastante motivador para nosotros, y se convierte en un reto semanal, al ver que en los últimos meses tenemos más visitas y más lectores. Os estamos muy agradecidos.

Como sabéis, estamos abiertos a vuestras ideas y sugerencias mientras –por supuesto– preparamos el seminario online que tanta expectativa está generando ya. Así que no dudéis en hacernos llegar vuestros comentarios.

Hoy toca el turno a la serie del rav Ginsburgh La Clave para la Salud Espiritual” y os presentamos la 6ª entrega, en la que podremos aprender sobre lo que ha llamado el rav Ginsburgh Las Tres Almas del Hombre”… un título que os será familiar a much@s puesto que el hecho de tener más de un tipo de alma es algo conocido en la filosofía judía. Aquí encontraréis en detalle una introducción a este tema y cómo evoluciona la fe en relación a las tres almas, de forma de podamos fortalecer nuestra emunáh (confianza) y lograr con ello un óptimo estado de salud espiritual.

Sin más, os deseamos una buena finalización de esta semana… ya cercanos al Shabat y a la meditación sobre la parasháh que esperamos siempre ansiosos para aprender más del rav Ginsburgh, a través de su propia voz e imagen.

bShalom

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6. Las Tres Almas del Hombre

En el primer capítulo del Tania, el rabí Shneur Zalman se explaya acerca de las dos fuerzas que crean la dinámica espiritual que actúa en todo judío: el Alma Divina, esa parte de la Esencia de Di-s que mora dentro nuestro y que nos impele a trascender su naturaleza física, y el Alma Animal, la fuerza que está detrás de las emociones e instintos de la criatura humana que lo liga a lo material (el Alma Animal es llamada también «Alma Vital» o «Alma Natural»).

También se insinúa en el Tania, aunque elaborada más explícitamente en los últimos escritos de jasidut, la existencia de una fuerza intermediaria llamada Alma Racional, que busca motivar y elevar el Alma Animal filtrando la experiencia natural a través del prisma de la razón humana (1).

De acuerdo con la doctrina jasídica, Abraham comenzó su camino de fe refinando la emunáh inherente dentro de su Alma Animal y su Alma Racional.

Una vez perfeccionadas, adquirió un conjunto nuevo de poderes espirituales que conocemos como Alma Divina. Incorporó tan completamente estos poderes en su ser, que el Alma Divina pasó a ser inmediatamente una característica genética que heredó a las generaciones subsiguientes de judíos.

Estas tres variedades de alma, aunque únicas y a menudo disparejas en cuanto a sus características individuales, poseen de todas maneras una estructura interna común. Esto refleja un principio general del jasidut (parafraseado de Kohelet 7:14):

«Di-s obró de manera tal que dimensiones diferentes de las realidad de hecho reflejan una a la otra».

Así se puede asumir que el Alma Animal posee un nivel de emunáh paralelo a los que se encuentran en el Alma Divina y en el Alma Racional.

Cuando alcanzamos la verdadera emunáh del Alma Divina, toda forma inferior de fe no parece más que una mera superstición, pero sin embargo, incluso un nivel deficiente de fe puede gobernar sobre un conjunto de fuerzas espirituales relacionadas. Consecuentemente, los niveles de emunáh nativas del Alma Animal y del Alma Racional deben ser vistos como poseedores de una propia integridad, ya que sirven para el progreso del alma hacia la verdadera emunáh del Alma Divina.

Lo que sigue puede servir como un esquema de esta evolución de la fe:

A | El Alma Animal produce emunáh en la fuerza del Ser.

Este es el nivel de emunáh que se debe cultivar durante las etapas formativas en que el hombre explora sus capacidades naturales. Su ausencia resulta en severos disturbios de la identidad, dejando al individuo con un marcado sentido de su propia impotencia y debilidad del Yo.

Aislada de una emunáh elevada, la fe en el Yo puede llevar al engreimiento paradigmático retratado bíblicamente por la autoproclamación: «mi fuerza y el poder de mi mano me llevaron al éxito» (Deuteronomio 8:17). Pero acompañada de la fe en el origen Divino de nuestra alma, la seguridad en si mismo no necesita mucho tiempo para ser suplantada por la confianza en Di-s. De hecho, puede proveer una base legítima y esencial para el crecimiento espiritual, como se evidencia de la continuación del versículo: «y recuerda a Di-s tu Señor, Quien es el que te concede a ti el poder para prosperar». Los logros siguen siendo tuyos, como así también el poder de producirlos, simplemente reconoce la Fuente que te inviste con esos poderes. (2)

B | El Alma Racional produce emuná en la fuerza del Intelecto.

Este nivel de emunáh comprende el origen de la fe humana en la Ciencia y la Razón. Representa la creencia en que la mente, con su capacidad siempre en desarrollo de comprender la complejidad de la existencia, nos permite en definitiva lidiar con los desafíos más acosantes de la vida.

Hay un elemento de humildad y desinterés en la búsqueda genuina de la verdad y el conocimiento que hace que esta variedad de fe sea más refinada y apreciada que la que está asociada con el Alma Animal.

Su asociación con la negación de la creencia irracional puede servir incluso para realzar nuestra comprensión de cuestiones Divinas, como la fe racionalista propugnada por el Rambam. Pero nunca puede suplantar a la emunáh del Alma Divina, que permite al alma confirmar positivamente que su propia supraconciencia desciende desde el reino de la Esencia Divina.

C | El Alma Divina genera verdadera emunáh en Un Di-s.

Este es el nivel de emunáh al que se puede llegar sólo a través de experimentar la soledad desnuda de nuestro ser. Mientras que el cultivo de la emunáh en el Yo y la Razón fija su atención en los rasgos de carácter y la inteligencia que son comunes a todos los hombres, alimentar la emunáh nos guía hacia la misteriosa raíz de nuestra alma singular y única. Desde esa raíz, la emunáh en nuestros origenes Divinos lleva a enriquecer las formas inferiores de fe que están asociadas a la experiencia humana.

(1) Mientras que el Alma Divina es una herencia exclusiva del pueblo judío, las otras dos almas son de naturaleza universal, definiendo los parámetros psíquicos para toda la humanidad. De todas maneras existen diferencias sutiles pero significativas respecto de la forma en que se manifiesta el Alma Racional en el judío.

(2) Esta idea se hace evidente de las palabras del Rey David: ‘Retorna a El lo que es Suyo, porque tu y lo que es tuyo vienen de El’, y también dijo: ‘porque todo deriva de Ti, y de Tu propia mano proviene lo que ahora Te damos’ (Crónicas I 29:14)

Próxima entrega:

La Interinclusión de la Emuná