Parasháh Ki Tavó | El Altar de la Alegría (2)

El Árbol de la Vida:

El altar sobre el que está grabada la Torá brinda sustento espiritual al mundo entero

En nuestro versículo las palabras mizbaj avanim, “altar de piedras”, tienen el mismo valor numérico que etz, “árbol”, 160. Aunque el Monte Eival es estéril, el altar a ser construido específicamente sobre esta montaña equivale y alude a un “árbol”. El altar sobre el cual está grabada la Torá para todos los pueblos de la tierra brinda sustento espiritual al mundo entero. El árbol de esta montaña estéril es el Árbol de la Vida. Luego de referirse a este como un “altar de piedras”, también lo llama “altar de Di-s, tu Di-s”, mizbaj Hashem Elokeja. El valor numérico de esta frase es 149, que sumado a 160 suma 309, el valor numérico de sadé, “campo”. Así, las dos frases que describen el altar apuntan al árbol del campo, tema discutido en la porción Shoftim.

Las Rocas Enyesadas

De manera excepcional, Di-s ordenó que las rocas del altar del monte Eival sean cubiertas con sid, yeso. Las letras de sidshin-iud-dalet, son una permutación de las letras del Nombre de Di-s Shakai,shin-dalet-iud. El valor numérico de sid es 314, igual que hasadé, “el campo”, por lo tanto vemos que este altar de rocas alude al árbol del campo. Como meditamos en nuestra meditación de la parashá Shoftim, el árbol del campo representa al hombre. La frase “el árbol del campo” equivale a “la afabilidad y la serenidad del Todopoderoso”, noam Shakai. En nuestro contexto, la palabra noam significa lo placentero de la Torá, cuyos “caminos son caminos placenteros”, que se manifiestan ahora en la montaña de la maldición en este altar milagroso.

Transformando el Milagro en Alegría

La imagen de este altar de piedras es el punto culminante de nuestra meditación de las porciones EkevRee y Shoftim. Representa la síntesis de nuestro servicio Divino –nuestro sacrificio a Di-s- y la alegría de entrar a la Tierra de Israel para servir a Di-s, como narra el comienzo de la presente perashá. La alegría es la dimensión interior de biná, “entendimiento”. El monte Eival representa a biná, y aunque parece ser una fuente de maldición, en realidad es la fuente de la alegría. Esta alegría se exterioriza y esparce a través de las palabras de la Torá talladas en la cúspide del monte para abrazar a todas las naciones de la tierra.