Parasháh Reéh | Las Montañas Místicas (2)

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Matemática Montañosa

El valor numérico de los nombres de las tres montañas es como sigue: Jermón 304, Grizim 260, Eival 112.

Como ya vimos, el Eival se conecta con el Jermón, sumando ambos 416, que equivale a 16 veces 26, siendo este último el Nombre esencial de Di~s, Havaiáh, como ya se dijo muchas veces. El valor de Grizim es 260, 10 veces 26.

Las cuatro letras del Nombre Havaiá son: yud 10, hei 5, vav 6, hei 5.

Las 10 veces 26 del Grizim corresponden a la yud del Nombre, que representa la sabiduría, mientras que 16 veces Havaiáh de Jermón y Eival corresponden a las tres letras restantes. Todo junto suma 676, 26 veces 26, el número más completo, ¡Havaiáh al cuadrado!

Monte Grizin, pueblo de Shejém y monte Eival, de izquierda a derecha.



Las Series Cuadráticas

Como el valor numérico de los nombre de las montañas descienden en orden, crean una secuencia cuadrática simple. Esta es creada calculando las diferencias entre una serie de números dados.

Nuestra serie es como se ve a continuación. Las diferencias entre los números están en rojo, las diferencias entre la segunda hilera de números está en azul.

Eival
 
Grizim
 
Jermón
 
 
 
 
112
 
260
 
304
 
244
 
80
 
148
 
44
 
-60
 
-164
 
 
 
-104
 
-104
 
-104
 
 

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En esta serie hay 5 números positivos: las tres montañas, que suman 676, 26 al cuadrado, y dos números agregados que continúan la serie, 244 y 80, que suman 324, 18 al cuadrado. Entonces, 26 al cuadrado más 18 al cuadrado suman 1000, ¡10 al cubo!

Esta serie cuadrática puede ser graficada como una parábola, con el cenit en 304.

 304
 260 244
112 80

El Perfecto y el Duo Amigable

Los valores numéricos de estas series nos brindan otro asombroso fenómeno. La suma de los números primero, tercero y quinto de la serie (112, 304, 80 – el Jermón, el Eival y su reflejo oculto) equivale a 496, el valor numérico de maljut, el reinado.

Los números restantes, el segundo y el cuarto (260 y 244 – el Grizim y su reflejo oculto) equivalen a 504.

496 es un número perfecto, esto es, aquel cuya suma de sus divisores suman el número mismo. El primer número perfecto es el 1, seguido por el 6, cuyos divisores son el 1, el 2 y el 3, que a su vez suman 6. El siguiente es el 28 (1, 2, 4, 7 y 14) y a continuación está el 496. El siguiente es el 8128, seguido por el 2096128…

Otro concepto en matemáticas es el de números amigos. Este es un par de números tal que todos los divisores de uno de ellos equivale a la suma del otro y viceversa.

Hasta hace aproximadamente 100 años atrás, el único par conocido que tenía estas características era el 220-284, que suman 504. El valor numérico de liviatán (Leviatán, solitario -perfecto por sí mismo- porque su macho fue muerto en el comienzo de la creación) es 496, que al agregarle una jet se forma liviat jen, «una pareja con gracia», que asombrosamente suma 504.

496 y 504 son los valores numéricos de las montañas, como ya vimos, que suman 1000.

Vemos entonces que el origen de la maldición (Eival, y su reflejo [el número agregado] junto con su origen supraconciente, el Jermón) está en la singularidad del Leviatán, mientras que la fuente de la bendición (Grizim y su reflejo) está en el secreto de «una pareja con gracia».


Elevo Mis Ojos a las Montañas

En los Salmos (121:1) está escrito: «Esá Einai el heharim, meain iavó ezrí».

Elevo mis ojos hacia las montañas, ¿de dónde vendrá mi ayuda?

Este verso alude a nuestras dos montañas. Los sacerdotes y los levitas se pararon en el valle entre ambas, elevando sus ojos primero hacia la derecha y luego hacia la izquierda, al expresar la bendición y la maldición.

En hebreo, «de dónde» es meain, como en el verso citado. Esta palabra también puede ser interpretada como «desde el ain«, desde la Nada Divina, la esencia interior del ojo (también se pronuncia ain). Cuando elevamos nuestros ojos materiales hacia los Cielos, alcanzamos la visión de la Nada Divina, que es la fuente de toda ayuda y salvación.

En Job (28:12) está escrito: «Vehajojmá meain timatzé».

¿Y la sabiduría de dónde será encontrada?

El jasidut ilumina este verso con una luz profunda: la Jojmá viene del ain, de la Nada Divina. La cabalá y el Jasidut explican que jojmá, la sabiduría representada por el monte Grizim, viene a la existencia cuando se une con el entendimiento, la biná del monte Eival. A pesar de que Grizim representa la bendición palpable, tiene una unión oculta con la maldición del Eival, que balancea el secreto de la bendición.

El Monte Moriáh

En el Salmo 121 antes citado, la palabra para «las montañas» es heharim, que reacomodando sus letras se transforma en haMoriáh, el Monte del Templo Jerusalem. Moriáh significa «incienso» o «enseñanza», aludiendo a la palabra de Di~s al Pueblo de Israel y a toda la humanidad que emana del Templo Santo en el Monte Moriáh, la «enseñanza», y a la unión y el servicio más elevados a Di~s en el Santo Templo, el «incienso».

Ahora se ve claramente, haMoriáh equivale a 260, como Grizim. De acuerdo con el principio que afirma que la izquierda está incluida en la derecha, el Eival está incluido en el Grizim y ambos unidos así al Moriáh.

En kabalá, el monte Moriáh corresponde a otro punto más en la configuración geométrica de las montañas. El Jermón es la corona en la cima, el Grizim y el Eival los dos ojos de jojmá y biná, a la derecha e izquierda, y el monte Moriáh corresponde a daat, «conocimiento». La kabalá enseña que éste se encuentra en el punto medio entre los hombros.

El Templo Santo en Jerusalem estaba situado en una depresión entre los hombros de las montañas que lo rodean. Esta imagen es llamada daat, el poder que conecta la mente (la sabiduría) con las emociones del corazón (el entendimiento).

Cuando algo conecta dos facultades aparentemente opuestas, su origen es más elevado que las facultades que conecta. Entonces, el origen de daat es superior al de sabiduría y entendimiento. Deriva de la corona del Monte Jermón. El punto del Monte Moriáh refleja la corona y está situado entre y debajo de los montes Eival y Grizim, directamente opuesto al Jermón. Moriáh es la culminación de las otras tres montañas.

El Monte Sinaí

Las cuatro montañas mencionadas corresponden a las sefirot de kéter, jojmá, biná y daat. Todas están en la Tierra de Israel. Pero hay aún otra montaña de profundo significado para el Pueblo de Israel, el Monte Sinaí, donde Di~s nos dio la Toráh. El monte Moriáh, que representa la manifestación de la Toráh en este mundo, debe tener una relación con el Sinaí, donde la Toráh fue entregada. El valor numérico de Sinaí es 130, 5 veces 26, valor numérico de ain, «ojo», y la mitad de Moriáh. La relación de Sinaí y Moriáh es el profundo secreto kabalístico del medio en relación al todo.

Hemos meditado acerca de cinco montañas, cuya progresión es desde la Toráh hasta el Templo, el Mashíaj y la misión del Pueblo Judío de diseminar el conocimiento de la Nada Divina en el mundo.

Fin

Jaim Frim