בס”ד
Queridos lectores y queridas lectoras de OrEinSof.com,
Esta semana publicamos doble contenido de esta serie. Presentamos a continuación el tercero de una interesante serie de artículos, traducido especialmente para vosotros y vosotras. Lo hemos tomado de una interesante fuente “The Torah Science Foundation”.
La rectificación del Mundo a través de los siete Mandamientos Noájicos
Los instrumentos de la Toráh para rectificar las setenta naciones del mundo son los siete mandamiéntos noájicos.
El Rambam explica que D~os ordenó a Moisés enseñar a todos los pueblos del mundo a aceptar estos mandamientos. Todo no judío que los acepte y sea cuidadoso en su observancia –escribe el Rambam– llega al status de “justo gentil” y por eso es digno de un lugar en el Mundo por venir. Por supuesto, esto es verdad sólo cuando observa estos mandamientos porque le fue ordenado por D~os en la Toráh, de tal manera, la verdadera rectificación de las naciones ocurre cuando se entregan de verdad –como el pueblo judío– al yugo del Reino de los Cielos, según como está revelado en la Toráh.
Esta rectificación, como todo proceso de crecimiento espiritual, debe ocurrir según el orden de “sumisión, separación y dulcificación”, como enseñó el Baal Shem tov. Primero, las naciones deben someterse al pueblo judío, los custodios y maestros de la Toráh, ya que la Toráh es la fuente única y definitiva de su obligación de cumplir los siete mandamientos que se les dió. La verdadera sumisión –tanto del hombre a D~os como del hombre a su prójimo– es la forma que tiene el alma de agradecer el regalo de la verdadera iluminación.
A pesar de la centralización explícita de la Toráh en la nación judía, hay por cierto mucho en ella que puede iluminar e influenciar a las naciones del mundo según su nivel. (esto es similar a la enseñanza de nuestros sabios que D~os suspendió el monte Sinaí sobre el pueblo judío para obligarlos a aceptar la Toráh. Se enseña en jasidut que la “montaña” es de hecho el amor infinito de D~os, D~os presionó al pueblo judío a aceptar Su Toráh abrumándolos con Su amor).
Luego de su sumisión, las naciones deben reconocer la separación, es decir, la diferencia entre ellos y el pueblo judío.
Sólo luego de la separación viene la dulcificación, la complesión, la transformación de las naciones mencionada antes: “Yo traeré a todas las naciones a dirigirse a D~os y servirLo juntos”.
De acuerdo con nuestros sabios, hay setenta naciones no judías arquetípicas y todos los no judíos, pasados, presentes y futuros pertenecen a una de ellas. Como se enseña en jasidut, estas setenta naciones son un reflejo de los siete atributos Divinos emocionales y conductales (midot), desde jésed hasta maljut. Esta es la fuente de su nutrición espiritual y se manifiestan en el cuerpo del ser humano como su torso y sus miembros. Por el contrario, el pueblo judío es un reflejo de los tres atributos intelectuales Divinos superiores jojmá, biná y daat. El nombre de la nación judía, Israel, en hebreo es una permutación de las palabras li rosh, “una cabeza para Mi”.
Los siete mandamientos noájicos coresponden a los siete atributos Divinos que son el origen de las setenta naciones. Al aceptar este mandamientos, las naciones imbuyen sus emociones con el intelecto Divino y así las rectifican, lo que resulta en que las naciones sienten la bondad Divina asociada con los mandamientos que cumplen.
muy bueno e interesante este tema…..
Qué bueno que te haya gustado, Carlos. La serie de comentarios sobre «La sabiduría del rey Salomón» continuará con más articulos tan interesantes como éste. Shavúa tov.